martes, 20 de agosto de 2013

20 años no es nada, 15 es demasiado

Por Luis Matos*

 Dijo Carlos Gardel que 20 años no es nada. Tengo 61 y recuerdo cosas de mi infancia, incluso con 2 años de edad, como si fuera ayer, pero con la suerte que, excepto mis primeros 8 años, que viví en la parte más oriental de Cuba bajo un sistema capitalista donde campesino pobre y esclavo era lo mismo, crecí bajo un sistema donde la familia es lo más importante dentro de la organización social. Junto a mis padres y hermanos pasé las buenas y las malas, donde el apoyo del uno al otro es fundamental para revertir los malos momentos que por diferentes causas atravesamos, como la enfermedad o la muerte de un ser querido, por ejemplo. Esa unidad hace que el tiempo corra. A veces estás acariciando un bebé, y cuando menos te lo imaginas, estás enrolado en su emoción porque comienza la escuela, o correteando para celebrar sus Quince, o su boda. Luego frente a una cuna donde duerme un nieto le decimos a nuestra hija: “Parece que fue ayer que estábamos acariciándote en esa cuna”

Para Gerardo, Ramón, Tony, Fernando y René, y sus familiares, la situación ha sido y es diferente. Un injusto encierro, acusados injustamente, cuando su acción era evitar muerte y dolor a las familias cubanas y de otros pueblos; encierro que los mantiene fuera de sus seres queridos, incluso en momentos donde su presencia es importante, momentos de alegría como la de inicio del curso escolar de sus hijos, o la celebración de los Quince, o la boda, o en los momentos duros como el de la pérdida de un hermano, el padre o la madre… 15 años es demasiado. Más duro y con más razón es demasiado tiempo para Gerardo y Adriana, a quienes el Gobierno de los Estados Unidos, y como máximo responsable actual el Presidente Barack Obama, no les permite siquiera tener un hijo o una hija, máxima aspiración de toda pareja que se ama.

Históricamente la humanidad ha reprochado el actuar del Imperio y sus gobernantes: con posiciones absurdas y crueles como éstas, se siente repugnancia.

Acabe ya, Señor Presidente de los Estados Unidos, de sentir vergüenza por esa condición de Premio Nobel que le fue otorgada, y sin escuchar más los consejos o las amenazas de los terroristas que lo rodean, firme el indulto de los 4 compatriotas nuestros que aún quedan en prisión,  dignos jóvenes que llevan casi la tercera parte de su vida encerrados por su firmeza, valentía, patriotismo y amor por la vida, razón por la cual han conquistado la admiración y el cariño de la humanidad, a pesar del odio de que hacia ellos tienen los terroristas que usted defiende, señor Presidente. No espere la gran movilización mundial del 12 de septiembre, en que se cumplen 15 años de este macabro encierro, donde millones de personas le exigirán a usted la liberación inmediata de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González.
 Haga honor, al menos con este gesto, al premio Nobel que ostenta, y a la confianza que depositaron en usted sus electores para la administración de la Justicia, desmoralizada por el actuar de los jueces en el caso de los Cinco.
 20 de agosto del 2013

*Prof. Luis Matos, trabajador del Turismo y miembro del Comité Internacional por la Libertad de los Cinco

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