Por Natacha Santiago
José Martí en 1881, publicó un trabajo periodístico en “La Opinión Nacional” de Caracas donde expresó “Hacer justicia es hacérnosla”. No hay dudas de que este tema de razón y derecho se mantuvo invariable en él durante su fructífera vida, que marcó así mismo la de todos los cubanos buenos.
Obramos con dignidad y amor cuando bajo el influjo del humanismo martiano continuamos fortaleciendo nuestro combate por la justicia en este 10 aniversario del arbitrario encarcelamiento en prisiones de Estados Unidos de los Héroes antiterroristas cubanos René González, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Fernando González.
Debemos conocer, denunciar y divulgar con los recursos a nuestro alcance todo lo relacionado con el Caso de los Cinco, para contribuir a la ruptura del silencio que sobre los mismos se cierne, en particular, en los medios de los Estados Unidos.
El 12 de septiembre de 1998 nuestros compatriotas fueron detenidos en Miami a las 5.30 AM. en un operativo del Buró Federal de Investigaciones como integrantes de una supuesta “red de espías”, cargo que en esta década no han podido demostrar, como no lo podrían en todo un siglo por resultar una falacia.
Después de varios intentos fallidos de ‘convencimiento’ a colaborar y traicionar a cambio de ciertas promesas, presiones y chantajes fueron conducidos al FDC (Federal Detention Center) de Miami.
Nada se publicó entonces en los medios de los Estados Unidos sobre la limpia y noble trayectoria de sus vidas ejemplares como estudiantes, trabajadores, padres de familia o ciudadanos , en Cuba y en Estados Unidos; nada sobre el generoso y admirable sacrificio por salvar a su Patria y a su pueblo.
Ni una palabra se ha divulgado en esos poderosos medios sobre lo que ha ocurrido con ellos desde la madrugada de su detención aquel 12 de septiembre, ni de las brutales condiciones en que sufren uno de los peores sistemas carcelarios que el hombre ha sido capaz de imaginar.
Son víctimas de un trato cruel, inhumano y degradante que ultraja groseramente los derechos humanos y es prueba irrefutable de la arbitrariedad y la ilegitimidad del proceso que contra los mismos aún se desarrolla y que en frecuentes ocasiones se extiende e involucra a sus familiares, que resultan afectados directamente por la crueldad y el cinismo de las autoridades del vecino país.
Por supuesto, era impensable realizar en Miami un juicio relacionado con Cuba que tuviese siquiera las apariencias de un proceso legal normal, lo que evidencian los resultados de repetidos veredictos de la Corte de Apelaciones de Atlanta.
Nuestros hermanos, asistidos de la razón y la verdad, resisten y cada día resultan victoriosos en los combates que con su participación se libran en diversas trincheras.
Y Martí ha estado con Antonio, René, Fernando, Gerardo y Ramón todo el tiempo. Tanto cuando con gran altruismo cumplían la honrosa misión de arriesgar su vida en defensa de la de su pueblo, como a partir del injusto encierro que ya cumple una década y al que se han visto sometidos con violación total, de las normativas jurídicas del Derecho Internacional así como de las leyes y la propia Constitución de los Estados Unidos.
El autor intelectual del Asalto al Cuartel Moncada expresó en “El Presidio Político en Cuba”, redactado durante su estadía en Madrid, a donde había sido deportado después de sufrir prisión en su madura adolescencia por sus ideales patrios:
“Me espantaba de ver allí refundidos el odio, el servilismo, el rencor, la venganza; yo, para quien la venganza y el odio son dos fábulas que en horas malditas se esparcieron por la tierra.
Odiar y vengarse cabe en un mercenario azotador de presidio; cabe en el jefe desventurado que le reprende con acritud si no azota con crueldad; pero no cabe en el alma joven de un presidiario cubano...”
Y agregaba, como si se refiriera a nuestros cinco compatriotas:
“...el alma joven de un presidiario cubano, más alto cuando se eleva sobre sus grillos, más erguido cuando se sostiene sobre la pureza de su conciencia y la rectitud indomable de sus principios, que todos aquellos míseros que a la par de las espaldas del cautivo, despedazan el honor y la dignidad de su nación.”.
Esa rectitud indomable se aprecia en cada una de las declaraciones, cartas, diarios o poemas de los Cinco y evidencian la entereza de carácter y valentía que caracteriza su indoblegable actitud.
Nuestro Héroe Nacional vaticinaba en carta dirigida al director del diario New York Herald, fechada en Guantánamo, el 2 de mayo de 1895, la razón que hoy nos asiste en la demanda de la inmediata libertad de nuestros cinco compatriotas:
“ De la justicia no tienen nada que temer los pueblos, sino los que se resisten a ejercerla".
Al luchar por la libertad de Gerardo, Ramón, René, Fernando y Antonio, somos consecuentes con lo que Martí dijera durante el período de la tregua fecunda, en un artículo que publicara en “La Nación” de Buenos Aires en 1885 y que para nosotros constituye una orden permanente de principios que revalidamos en este décimo aniversario de ignominias, resistencia y pureza:
“...se pelea mientras hay por qué, ya que puso la Naturaleza la necesidad de justicia en unas almas, y en otras la de desconocerla y ofenderla. Mientras la justicia no esté conseguida, se pelea.”
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