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miércoles, 6 de mayo de 2015

¿Series y películas sobre Los Cinco


Iroel Sánchez
“Cuanto más amplio sea el uso del mercado, menor será el número de cuestiones en las que se requieren decisiones expresamente políticas y, por tanto, en las que es necesario alcanzar un acuerdo”.
Milton Friedman, Capitalismo y libertad


El libro de Fernando Morais
El libro de Fernando Morais
Varias veces habló sobre ello el Presidente de Venezuela Nicolás Maduro en su programa “Contacto con Maduro” -transmitido por TeleSUR- al que invitó a “Los Cinco”, héroes de la República de Cuba que permanecieron 16 años en prisiones estadounidenses por evitar acciones terroristas contra su país y que regresaron a la Isla el 17 de diciembre de 2014, quienes visitan la patria de Bolívar por estos días.
“De esos 16 años que ustedes estuvieron resistiendo en condiciones dantescas en Estados Unidos seguramente se queda corta la serie esta ‘Prison break’, ante los relatos de estos hombres. De estas historias saldrán varios libros, varias películas, varias series televisivas.
“Ponemos a la orden la Villa del cine para que la vida de ustedes se conozca, en inglés, en francés, en árabe, en todos los idiomas”
Así anunció Maduro la voluntad de su gobierno para llevar al audiovisual la historia de Los Cinco. Luego, al hablar con René González, uno de los antiterroristas, sobre su Diario, escrito en los días del juicio fraudulento a que se les sometió en Miami, el presidente venezolano sugirió que este podría ser útil para el guión de la producción audiovisual.
La historia de estos hombres que no pudieron ser ni doblegados ni comprados logró sumar en la batalla por su libertad a jefes de estado, parlamentos, intelectuales, movimientos sociales, Premios Nobel y artistas de todo el mundo. Celebridades cercanas a la gran pantalla como John Le Carré, Sean Penn y Danny Glover se incorporaron a la lucha por su liberación y varios libros se escribieron sobre ellos.
El escritor brasileño Fernando Morais publicó en 2011 un volumen que con el título Los últimos soldados de la guerra fría se convirtió en best seller en su país y se habló en ese momento de la posibilidad de una película brasilera-estadounidense con base en esa obra pero no se ha llegado a saber nada sobre el proyecto. Es presumible que en Cuba, donde se han realizado varios documentales sobre Los Cinco, los costos de un filme de ficción sobre el tema han impedido la concreción de la idea que ahora propone Maduro.
Lo extraño es que, al revisar la red, sólo la prensa venezolana y la agencia de noticias alemana DPA hablan del asunto que imaginé sería hoy noticia de primera plana en los medios cubanos, tan dados a anunciar a bombos y platillos las coproducciones cubanas con países europeos, muchas veces reproductoras de estereotipos coloniales sobre la realidad de la Isla. El silencio puede tener dos causas: o los periodistas cubanos y sus editores no vieron a Maduro con Los Cinco en TeleSUR, o tal noticia no es prioridad para nuestra prensa. No sé qué es peor, pero en todo caso se hace evidente algo que he dicho antes: los temas relacionados con la lucha ideológica encuentran demasiado poco espacio en nuestros medios.
Recientemente escribí que estamos sometidos de un bombardeo creciente de símbolos procedentes del Norte que no es espontáneo:
“nuestros adversarios, tan promotores del libre mercado y con la economía más poderosa del mundo, -a pesar de lo que dijo Obama en Panamá: “yo no estoy atrapado por la ideología”- no dejan la imposición de su ideologia a la casualidad. Wikileaks ha revelado hace muy poco cómo la Casa Blanca sigue encargando a Hollywood producir el cine que necesita su política exterior y antes divulgó cómo uno de nuestros ilustres visitantes estadounidenses -el director de Google Ideas, Jared Cohen–  se reunía con los ejecutivos de Bollywood -centro de producción de cine en la India, con gran distribución internacional- para ofrecerles fondos a cambio de insertar contenidos del interés de los Estados Unidos.”
Que la oscura relación entre Hollywood y el Pentágono está documentada de larga data como describe la revista Pijamasurf  pero que no es un asunto del pasado lo evidencian recientes producciones del estilo Operación monumento Jack Ryan. Operación sombra: 
“Lo que vemos, y hay que llamarlo por su nombre, es una sociedad semisecreta, a caballo entre el poder político-militar y el poder de entretenimiento-económico, intercalando posiciones hasta fundirse en un aparato de control único. La sociedad del espectáculo en la que vivimos no es solamente la casualidad del mercado libre y de la naturaleza humana de buscar entretenimiento o de consumir historias. Lo sabían los grandes políticos griegos: el teatro es el perfecto escenario de adoctrinamiento justamente porque los ciudadanos no lo rechazan reempaquetado, glamorizado y supuestamente libre de la ideología política oficial. El cine es el aparato de adoctrinamiento más poderoso inventado hasta la fecha porque simula la realidad al incorporar todas las artes en un mismo flujo, convirtiéndose en una extensión de nuestros sueños, de nuestras imágenes mentales y, por lo tanto, penetra el inconsciente, donde  implanta sus semillas.”
De nuestro lado, como decía en el texto “¿Sin símbolos per sin amo?” resalta
“la escasez crónica de personajes e historias que encarnen desde la ficción audiovisual, con efectividad comunicativa, valores con los que se identifica nuestro proyecto económico y social”.
Un peligro que puede lastrar proyectos como los propuestos por Maduro y que ha dañado muchos buenos propósitos es querer convertir el arte en propaganda. Pero no es mejor el realismo socialista a la inversa de la maquinaria mediática global a la que sólo le interesan los cubanos para utilizarlos con una intencionalidad política adversa a la Revolución, como ha denunciado al canal Russia Today el actor Enrique Molina.
La norma para Cuba es un Código Hays, no escrito pero gestionado por la “mano invisible del mercado”, que censura cualquier visión que no cumpla con el estereotipo que la misma hegemonía mediática ha impuesto. Para determinados productores extranjeros Centro Habana se ha vuelto el Cañón del Colorado del western cubano donde solo caben prostitutas, proxenetas y delincuentes -extrañamente ubicados en el país menos violento de Latinoamérica- y  el único móvil para un personaje que diga creer mínimamente en la Revolución -que al parecer se sostiene del aire, o peor, a sangre y fuego, porque en otros lugares la vida de la mayoría en esas condiciones desata insurrecciones- es el de la simulación, el oportunismo y la corrupción. Más que arte, ese tipo de producto ocupa el lugar del periodismo de guerra ¿sicológica?, el encargo está en el aire y la demanda crea la oferta.
Ante un panorama como ese, el planteamiento de Nicolás Maduro es una gran oportunidad para ejercer la libertad de expresión y, como corresponde al buen arte, abordar un fenómeno tan complejo y contradictorio para los espectadores bombardeados por un discurso muchas veces tan monocorde como el “oficialismo” contra el que se dice protestar: Que estos hombres -quienes dicen ser cubanos comunes y corrientes- hayan insistido en sacrificar 16 años de sus vidas en la cárcel por un “proyecto fracasado” y retornar a un país que -según los medios occidentales- está en ruinas, donde el hambre y los deseos de emigrar son el día a día a la población y para colmo, sean reconocidos por ésta como héroes. Sin dudas, es algo que, según demuestra el libro de Morais, puede ser una historia de éxito pero de esas de las que muy casualmente el democrático mercado audiovisual no quiere saber.

Video en Youtube



lunes, 19 de enero de 2015

Los Cinco, más allá de la realidad y la ficción

Por Mayán Venero
 
 Como protagonistas de historias llenas de heroísmo y dignidad, los agentes antiterroristas cubanos aparecen en la pequeña pantalla

En el estudio de la Mesa Redonda de la Televisión Cubana. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate 

Desde tiempos remotos cada pueblo ha tratado de defenderse de quienes lo han querido atacar por varios puntos. Por eso surgen hombres que dedican su vida a realizar ese tipo de trabajo que muchos nombran espionaje, palaba que no me agrada, pero es la más utilizada. Siempre ha existido ese modo de defensa.

Durante las dos últimas Guerras Mundiales muchos países trataron de infiltrar a sus hombres en los países involucrados en las conflagraciones.  No olvidemos que hasta mujeres actuaron como espías; tal es el caso de la bailarina Mata Hari o la famosa diseñadora de modas Cocó Chanel.

Estados Unidos, después de terminadas las guerras, creó la Agencia Central de Inteligencia, conocida por todos como la CIA, sus agentes están por todos lados.

Pero, yendo un poco más atrás, recordemos que durante las guerras de independencia de Cuba para liberarse de España, muchas expediciones con armas para los mambises no llegaron a costas cubanas porque fueron detectadas por los agentes que radicaban en Estados Unidos.

Siempre hubo agentes en Cuba por parte de Estados Unidos para viabilizar y defender sus intereses aquí. Cuando apenas triunfaba la Revolución en 1959, se descubrió que espías mandados por el imperialismo operaban en nuestro país bajo el mando del norteamericano William Morgan y otros cubanos. Estos grupos fueron descubiertos y abortadas sus labores en El Escambray.

Hollywood explotó durante años en sus filmes el tema del espionaje, pero tras el triunfo de la Revolución comenzaron a trasmitirse en la televisión cubana seriales de la Unión Soviética. Entonces, conquistó la pequeña pantalla la serie Diecisiete instantes de una primavera, protagonizada por el gran actor Viacheslav Tijanov, que acaparó la atención del pueblo debido a su gran historia e inmejorable factura.

Por su parte, la televisión nacional no se quedó de brazos cruzados, y ya en 1969 surgen los policiacos Sector cuarenta, Móvil ocho y Día y Noche, muy bien acogidos por los televidentes por la calidad de la puesta, las actuaciones, el guión, la banda sonora.

En esa época dichas producciones eran difíciles de realizar, pues la tecnología con que contaba la televisión era muy modesta.

La investigadora y escritora Josefa Bracero, en su libro Televisión.  Ángel o Demonio (Editorial En Vivo, 2013) explica: “A partir de 1981, la pantalla nos trajo tres seriales que lograron sentar ante el televisor  a todo el pueblo: En silencio ha tenido que ser, Julito el pescador y El regreso de David,escritos por  Nilda Rodríguez y Abelardo Vidal, bajo la dirección de Jesús Cabrera, asesorados por el Ministerio del Interior por el coronel Fabián Escalante.

“La idea -sigue contando la autora- fue de común acuerdo, alguien pasó y dijo al colectivo: léanse a Martí, la carta a Manuel Mercado, y enseguida surgió el título apropiado (…)”.
Para darle al lector una idea de lo sucedido con En silencio ha tenido que ser, les diré que los muchachos de esa época, entre 15 y 18 años, comenzaban sus fiestecitas los sábados a partir de las diez de la noche, la hora cuando terminaba el serial.

El país se paralizaba, muchas veces se veían los ómnibus detenidos al frente de alguna casa para ver qué sucedía en el episodio. En el último capítulo, cuando aparece David, rol protagónico desarrollado magníficamente por ese grande de la actuación que fue Sergio Corrieri, el pueblo se lanzó a la calle. Se abrazaban, aplaudían. Aquello era la apoteosis.
Algo parecido ocurrió con Julito el pescador y La frontera del deber.

Hoy vemos en pantalla, protagonizando reportajes, documentales, programas como la Mesa Redonda, a personajes que parecen nacidos de la ficción. Se trata de Los Cinco, protagonistas en carne y hueso de historias muy conmovedoras.

Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Gerardo Hernández, René González y Fernando González  sufrieron durante 16 años las más horribles vejaciones por ser hombres dignos y comprometidos con su deber.

Tal como se proclamó siempre en la campaña internacional por la liberación de Los Cinco, ellos lucharon por evitar en su patria las agresiones que, perpetradas por agentes norteamericanos, han causado la muerte y mutilado a cientos de personas. Nunca causaron daño al pueblo norteamericano.

Y en ese gran movimiento que unió a personas y organizaciones de diversas partes del mundo, sobresalieron los periodistas y medios de comunicación cubanos, que concentraron sus mejores energías y talentos para sensibilizar a la opinión pública internacional para reclamar el regreso de los cinco cubanos encarcelados injustamente en Estados Unidos.

Luego de escuchar por más de una década el espacio radial La luz en lo oscuro, siempre portador de los mensajes para y de Los Cinco, hoy nos regocija continuar escuchándolos y viéndolos compartir con el gran público cubano sus relatos, que emergen de la simbiosis del sufrimiento y la alegría que los distingue por su condición de patriotas enteros.

Una vez al mes, desde este el pasado 9 de enero, la Mesa Redonda dedica una emisión exclusiva al diálogo con Los Cinco. Por el inmenso valor que poseen los relatos contados en primera persona, además del atractivo sentimental y heroico de las historias de vida de Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, este espacio pudiera alcanzar el gran impacto logrado por las series citadas antes.

Y tal vez, de esas emisiones que el programa ha titulado “Los Cinco en persona” surjan nuevas y exitosas series inspiradas en hombres cuyas ideas y acciones los colocan más allá de la realidad y la ficción.

Tomado del Portal de la TV Cubana

Foto Ismael Francisco, Cubadebate