Por Jacqueline Roussie
El doce de septiembre del 2009 es el undécimo aniversario del arresto en Miami de los Cinco Cubanos, Gerardo Hernández, Fernando González, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y René González, conocidos como los «Cinco». Fueron arrestados por haber infiltrado organizaciones terroristas de Florida.
En junio del 1998, una delegación del FBI acudió a La Habana a petición del gobierno cubano. Este le entregó al FBI un impresionante expediente acerca de las actividades terroristas contra Cuba. La delegación se comprometió en colaborar en la lucha contra los atentados. Tres meses más tarde, fueron precisamente los que permitieron colectar estas informaciones quienes fueron detenidos en Estados Unidos.
Estos hombres fueron injustamente condenados a penas durísimas por haber llevado a cabo la peligrosa misión de tratar de evitar atentados contra su país, infiltrando la mafia cubano-estadounidense de Florida.
Claro está que en Miami era inconcebible un juicio imparcial. Desde entonces, los recursos de apelación se multiplicaron, se demoraron, anulándose unos a otros, hasta la sentencia del 4 de junio del 2008 pronunciada por los tres jueces de la corte de Atlanta que se encargaban del caso. Las condenas de tres de los Cinco fueron reducidas por la misma corte de Miami. Las condenas de los otros dos, René y Gerardo, fueron confirmadas; René sigue sentenciado a quince años de cárcel, Gerardo a doble cadena perpetua más quince años de prisión. Agradable noticia para Gerardo, quién cumplía 43 años ese mismo día.
La sentencia del 4 de junio resulta aún más injusta si tenemos en cuenta el hecho de que los tres jueces no estaban de acuerdo, particularmente en lo concerniente a la condena de Gerardo. No sorprendió a nadie que el juez de extrema derecha, William Pryor, influyera todo lo posible para mantener esta condena, ¡precisamente con este fin fue nombrado por George Bush! La juez Phyllis Kravitch, por su parte, trabajó con mucha valentía en un ambiente pésimo y presentó un expediente de dieciséis páginas en la que refuta la culpabilidad de Gerardo. El tercer juez, Stanley Birch, quien en el 2005 había considerado que el juicio no era imparcial, esta vez no se pronunció, ateniéndose a la ulterior decisión de la Corte Suprema. Ahora bien, la Corte Suprema, a pesar de recibir numerosísimos llamados de «amigos de la corte», se negó a examinar nuevamente el caso el 15 de junio del 2009, siguiendo la posición del gobierno en contra de la demanda de revisión del juicio por la Corte.
Bajo el gobierno de George Bush ya nada nos asombraba, pero esta situación es realmente inimaginable. Es gravísima, tanto más cuanto que se agotaron las posibilidades de recursos judiciales, al menos para Gerardo y René.
La pelota está en el campo político. El destino de los Cinco está en manos del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Él puede liberar a los Cinco cubanos, su constitución se lo autoriza.
Se trata de una decisión de gran trascendencia, antes que todo para liberar a Cinco inocentes que nada tienen que hacer en una cárcel, pero también para expresar que el nuevo gobierno no apoyará, como en el pasado, actos de terrorismo contra Cuba.
No hay buenos y malos terroristas. Hombres como Orlando Bosh y Luis Posada Carriles, capaces de hacer estallar un avión en pleno vuelo so pretexto de que lleva jóvenes medallistas de oro a Cuba, son terroristas, no deben ser protegidos. Los que impiden sus actividades criminales no deben ser encarcelados con el pretexto de que son cubanos comprometidos con su revolución.
Como si no bastara, a Gerardo y René se les niega el derecho de ser visitados por sus esposas. Desde más de una década, se les niega a estas las visas de entrada a Estados Unidos so falaces pretextos. Negar a seres que se quieren el más elemental derecho de verse es comparable a tortura. Todos pensábamos que la llegada de la nueva administración de Estados Unidos llevaría consigo un cambio positivo, pero nos quedamos entontecidos cuando llegó la noticia este 15 de julio: la visa de entrada a Estados Unidos fue negada a Adriana, la esposa de Gerardo. Precisamente el 15 de julio era el aniversario de bodas de Adriana y Gerardo. De nuevo ¡muy gracioso!
Sin embargo, una nueva colaboración entre Estado Unidos y Cuba es posible y necesaria. No debe basarse en relaciones de «dominante» a «dominado». Debe basarse en la fraternidad y en una sincera cooperación. Tal colaboración exige la liberación de estos Cinco cubanos, de manera imprescindible. La presión internacional tiene que ser suficientemente fuerte para quebrar el muro de silencio sobre este escandaloso caso y para imponer al presidente de los Estados Unidos la liberación de estos Cinco cubanos inocentes.
Versión original en francés, traducción de Peio PONCE.
Foto Virgilio Ponce
http://www.legrandsoir.info/Onze-ans-d-injustice.html
http://bellaciao.org/fr/spip.php?article89950
El doce de septiembre del 2009 es el undécimo aniversario del arresto en Miami de los Cinco Cubanos, Gerardo Hernández, Fernando González, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y René González, conocidos como los «Cinco». Fueron arrestados por haber infiltrado organizaciones terroristas de Florida.
En junio del 1998, una delegación del FBI acudió a La Habana a petición del gobierno cubano. Este le entregó al FBI un impresionante expediente acerca de las actividades terroristas contra Cuba. La delegación se comprometió en colaborar en la lucha contra los atentados. Tres meses más tarde, fueron precisamente los que permitieron colectar estas informaciones quienes fueron detenidos en Estados Unidos.
Estos hombres fueron injustamente condenados a penas durísimas por haber llevado a cabo la peligrosa misión de tratar de evitar atentados contra su país, infiltrando la mafia cubano-estadounidense de Florida.
Claro está que en Miami era inconcebible un juicio imparcial. Desde entonces, los recursos de apelación se multiplicaron, se demoraron, anulándose unos a otros, hasta la sentencia del 4 de junio del 2008 pronunciada por los tres jueces de la corte de Atlanta que se encargaban del caso. Las condenas de tres de los Cinco fueron reducidas por la misma corte de Miami. Las condenas de los otros dos, René y Gerardo, fueron confirmadas; René sigue sentenciado a quince años de cárcel, Gerardo a doble cadena perpetua más quince años de prisión. Agradable noticia para Gerardo, quién cumplía 43 años ese mismo día.
La sentencia del 4 de junio resulta aún más injusta si tenemos en cuenta el hecho de que los tres jueces no estaban de acuerdo, particularmente en lo concerniente a la condena de Gerardo. No sorprendió a nadie que el juez de extrema derecha, William Pryor, influyera todo lo posible para mantener esta condena, ¡precisamente con este fin fue nombrado por George Bush! La juez Phyllis Kravitch, por su parte, trabajó con mucha valentía en un ambiente pésimo y presentó un expediente de dieciséis páginas en la que refuta la culpabilidad de Gerardo. El tercer juez, Stanley Birch, quien en el 2005 había considerado que el juicio no era imparcial, esta vez no se pronunció, ateniéndose a la ulterior decisión de la Corte Suprema. Ahora bien, la Corte Suprema, a pesar de recibir numerosísimos llamados de «amigos de la corte», se negó a examinar nuevamente el caso el 15 de junio del 2009, siguiendo la posición del gobierno en contra de la demanda de revisión del juicio por la Corte.
Bajo el gobierno de George Bush ya nada nos asombraba, pero esta situación es realmente inimaginable. Es gravísima, tanto más cuanto que se agotaron las posibilidades de recursos judiciales, al menos para Gerardo y René.
La pelota está en el campo político. El destino de los Cinco está en manos del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Él puede liberar a los Cinco cubanos, su constitución se lo autoriza.
Se trata de una decisión de gran trascendencia, antes que todo para liberar a Cinco inocentes que nada tienen que hacer en una cárcel, pero también para expresar que el nuevo gobierno no apoyará, como en el pasado, actos de terrorismo contra Cuba.
No hay buenos y malos terroristas. Hombres como Orlando Bosh y Luis Posada Carriles, capaces de hacer estallar un avión en pleno vuelo so pretexto de que lleva jóvenes medallistas de oro a Cuba, son terroristas, no deben ser protegidos. Los que impiden sus actividades criminales no deben ser encarcelados con el pretexto de que son cubanos comprometidos con su revolución.
Como si no bastara, a Gerardo y René se les niega el derecho de ser visitados por sus esposas. Desde más de una década, se les niega a estas las visas de entrada a Estados Unidos so falaces pretextos. Negar a seres que se quieren el más elemental derecho de verse es comparable a tortura. Todos pensábamos que la llegada de la nueva administración de Estados Unidos llevaría consigo un cambio positivo, pero nos quedamos entontecidos cuando llegó la noticia este 15 de julio: la visa de entrada a Estados Unidos fue negada a Adriana, la esposa de Gerardo. Precisamente el 15 de julio era el aniversario de bodas de Adriana y Gerardo. De nuevo ¡muy gracioso!
Sin embargo, una nueva colaboración entre Estado Unidos y Cuba es posible y necesaria. No debe basarse en relaciones de «dominante» a «dominado». Debe basarse en la fraternidad y en una sincera cooperación. Tal colaboración exige la liberación de estos Cinco cubanos, de manera imprescindible. La presión internacional tiene que ser suficientemente fuerte para quebrar el muro de silencio sobre este escandaloso caso y para imponer al presidente de los Estados Unidos la liberación de estos Cinco cubanos inocentes.
Versión original en francés, traducción de Peio PONCE.
Foto Virgilio Ponce
http://www.legrandsoir.info/Onze-ans-d-injustice.html
http://bellaciao.org/fr/spip.php?article89950
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