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sábado, 1 de febrero de 2014

Carta a Obama desde Francia: 1º febrero 201



Señor  Presidente Obama         
                                                                         Febrero 1ro, 2014
The White House
1600 Pennsylvania Avenue N.W.
Washington DC 20500

 Personalidades de todos los continentes estaban presentes en Sudáfrica en diciembre pasado, para un último homenaje a Nelson Mandela. El mundo estaba clavado en su sincero y cálido apretón de manos intercambiado en Soweto con el presidente Raúl Castro. El presidente cubano se presentó en estos términos: "Señor Presidente, yo soy CASTRO!".

¡Cuán simbólico es en efecto el nombre de Castro en esas ceremonias de homenaje a Nelson Mandela, que encarna la lucha contra el apartheid!. De hecho no se hubiera podido ganar esta lucha sin la ayuda de Cuba y de su Presidente Fidel Castro. La intervención de Cuba fue decisiva en la guerra civil de Angola en la derrota de las tropas racistas de Sudáfrica y Zaire que lucharon junto a mercenarios angoleños, organizadas y armadas por los Estados Unidos. La independencia de Angola selló la sentencia de muerte del apartheid permitiendo entonces a Namibia y Sudáfrica de acabar con los regímenes racistas.

¡El papel desempeñado por Cuba y los Estados Unidos no fue el mismo! Dos mil seiscientos cubanos dieron su vida en la lucha contra el apartheid, mientras que los Estados Unidos entregaron armas para su mantenimiento. No es una coincidencia que un año después de su liberación, tras 27 años de prisión, Cuba fue el primer país al que Nelson Mandela, apenas elegido Presidente de la ANC, ofreció su visita. 

Tampoco fue una coincidencia cuando Thenjiwe Mtintsola, entonces embajadora de Sudáfrica en Cuba, dijo en diciembre de 2005: "Hoy, Sudáfrica tiene muchos nuevos amigos. Ayer, esos amigos hablaban de nuestros dirigentes y nuestros combatientes como terroristas, y nos acosaban desde sus países apoyando a la Sudáfrica del apartheid. Hoy en día, estos mismos amigos quieren que acusemos y aislemos a Cuba. 

Nuestra respuesta es muy simple: es la sangre de los Héroes cubanos y no la de esos amigos la que irriga profundamente la tierra africana y revitaliza el árbol de la libertad en nuestra patria”.

El mejor homenaje que usted puede rendir a Nelson Mandela, señor Presidente, es liberar a los cuatro cubanos que siguen encarcelados en los Estados Unidos. Este premio Nobel de la Paz, estuvo muy emocionado el 8 de mayo de 2005, cuando Jorge Risquet, actor privilegiado del papel de Cuba en África, le ofreció en Maputo un libro de poemas de Antonio Guerrero, uno de los Cinco. Nelson Mandela luego expresó su deseo de cartearse con los Cinco…

Las vidas de los cinco patriotas cubanos Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, quienes fueron arrestados en Miami hace más de quince años, tienen muchas similitudes con la de Nelson Mandela. Su ejemplo ayudó a estos cinco hombres, especialmente cuando fueron confinados cerca de un año y medio en celdas de aislamiento de la prisión de Miami, en condiciones de una extrema dureza. Fue entonces cuando Antonio Guerrero escribió sus poemas publicados más tarde con el título: "Desde mi altura”.

Entonces, después de su apretón de manos con el Presidente Raúl Castro, usted comprenderá que nuestra esperanza fuera grande de que pusiera usted en su mano, tendida, la llave de las cárceles de Estados Unidos de Fernando, Ramón, Antonio, y Gerardo. Esta llave la esperábamos en la forma de un canje humanitario con Alan Gross, o de un indulto presidencial con motivo de las festividades del fin de año. Estamos en febrero, y los cuatro cubanos todavía están encarcelados. Además, durante los dos últimos meses de 2013, Gerardo, en su cárcel de California, ha vivido tres veces una semana de confinamiento en su celda. Este castigo colectivo -llamado "lock down"- es muy difícil de vivir por los presos que no pueden salir de su celda, están privados de ducha, de visitas y solo comen un pequeño sándwich frío.

Usted declaró, señor Presidente, durante su anterior visita a Sudáfrica, cuando Nelson Mandela ya estaba muy débil, que era este hombre “una fuente de inspiración personal y una fuente de inspiración para el mundo ".  Señor Presidente, déjese guiar por esta fuente de inspiración y libere a los cubanos. Actuaría así en el sentido de la justicia y haría posibles nuevas relaciones entre su país y Cuba.

Reciba Señor Presidente, la expresión de mis sentimientos humanistas más sinceros.

Jacqueline Roussie
64360 Monein (France)



Copias a:
Señoras Michelle Obama, Nancy Pelosi, Kathryn Ruemmler.
Señores Joe Biden, John F. Kerry, Rand Beers, Denis MacDonough, Harry Reid, Eric Holder , Pete Rouse, Rick Scott, y Charles Rivkin, Embajador de EEUU en Francia.


miércoles, 1 de febrero de 2012

Febrero: Carta a Barak Obama



Febrero 1ro, 2011


Señor Presidente Obama            
The White House
1600 Pennsylvania Avenue N.W.
Washington DC 20500


Señor Presidente:

Ya estamos en febrero del 2012, y los cinco patriotas cubanos Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Fernando González, Ramón Labañino, y René González no están aún liberados. No podemos decir de René González que sea libre, no está autorizado a regresar a su país, sabiendo todo el peligro que eso representa para él.

En mi precedente carta, le escribía que somos numerosos los que esperamos un acto de reciprocidad humanitaria que permitiría a Alan Gross regresar con su familia en Estados Unidos, y a los Cinco con las suyas en Cuba.

 Me he enfadado al leer en el editorial del «Washington Post» del 31de diciembre, 2011 lo siguiente:

« [...] El gobierno de Castro ve al Sr. Gross como una potencial moneda de cambio en su campaña para lograr la libertad de cinco espías cubanos en EEUU. Este esfuerzo lamentablemente ha recibido apoyo de celebridades de Hollywood, premios Nobel y hasta por parte del ex Presidente Jimmy Carter, quien pidió por la libertad de los espías cuando visito Habana en marzo (mientras decía que la suerte de ellos debería ser "separada" de la suerte del Sr. Gross).

 
No existe una equivalencia, moral o de ningún otro tipo, entre el espionaje ilegal de los cubanos y la conducta del Sr. Gross. Los cinco cubanos fueron sentenciados a largos años de prisión en 2001 por, entre otras cosas, operar sin haberse registrado como agentes extranjeros y por infiltrar instalaciones militares en el sur de la Florida. Todos ellos reconocieron ser oficiales de inteligencia, a diferencia del Sr. Gross, un humanitario que quedó atrapado en la disputa entre EEUU y Cuba sobre el esfuerzo de EEUU de promover la sociedad civil en la isla [...]».

Qué  falta de ética por parte de un periodista, de calificar a los Cinco de espías, cuando el cargo de espionaje no fue mantenido contra ellos, y escribir que lamentablemente celebridades apoyan un posible canje de Alan Gross contra los Cinco. Un verdadero periodista  debe  conocer su tema  y tratarlo con imparcialidad.

 En efecto, 
no existe una equivalencia, moral o de ningún otro tipo entre Alan Gross y los Cinco.

Me abstendría de emitir un juicio sobre Alan Gross. Que estuviera engañado pensando hacer una acción humanitaria para la comunidad judía de Cuba, sin conocer los objetivos de la USAID posiblemente sea cierto. En cambio, de la USAID, conocemos  y sabemos que financia un programa cuya finalidad es el cambio de régimen de Cuba (ver artículo al final). Alan Gross fue detenido con un verdadero arsenal de teléfonos satelitales.

Cuba, víctima desde hace más de 50 años del terrorismo, impide la entrada en su territorio de tales teléfonos que se pueden utilizar para organizar atentados. La comunidad judía de Cuba precisó además que no tenía ningún contacto con este hombre, y que tampoco  necesitaba su material.

Los Cinco nunca quisieron dañar al gobierno de Estados Unidos, sino solamente proteger a su país monitoreando a los grupos terroristas de Florida, para hacer fracasar lucha contra el terrorismo es la motivación de los acusados y las motivaciones no se deben ventilar ante el jurado » (Documentos oficiales, Moción in Límite de la Fiscalía, 2000).

Es verdad que para esta misión delicada y peligrosa, los Cinco no estaban registrados, y tres de ellos trabajaban bajo una falsa identidad. No tenían otra alternativa, porque las autoridades de EEUU eran casi todas cómplices de los terroristas. Si dudábamos de eso, esta complicidad es manifiesta hoy. Después de su arresto, los Cinco fueron secuestrados, sin comunicación, en celdas de aislamiento durante 17 meses en el Centro de Detención de Miami. Un juicio imparcial les fue negado; Miami es un espacio fuera del derecho, donde además, el ambiente no estaba sereno, con el asunto del «pequeño Elián González» que presionaba el ambiente en esta época.

Como si esto no bastara, los periodistas que cubrían el juicio estaban pagados por el gobierno federal de Florida para mantener ese estado de odio contra los Cubanos, e influenciar de esta manera al jurado.

Los abogados tuvieron acceso a muy pocos documentos para defender a los Cinco, muchos de ellos fueron clasificados «secreto». Gerardo fue condenado de por vida por conspiración por asesinato, a pesar de que la fiscalía en si misma reconoció la imposibilidad de probar esta acusación. El derribo en vuelo de las dos avionetas de la organización Hermanos al Rescate, podría haber sido evitado si esta organización hubiera cesado de sobrevolar el territorio cubano, y tomado en cuenta las numerosas advertencias.

 El editorial del Washington Post, mantiene un ambiente deletéreo contra Cuba, y perjudica a mejores relaciones entre ambos países. No es desgraciadamente un caso aislado.

 Una vez más, le pido, Señor Presidente, actuar para devolver a esos cinco patriotas la libertad de la cual están privados desde hace más de trece años.
Reciba, Señor Presidente, la expresión de mis sentimientos humanistas más sinceros.
                            
Jacqueline Roussie
64360 Monein  (France)


Copias a: Señoras Michelle Obama, Nancy Pelosi, Hillary Clinton, Kathryn Ruemmler, Janet Napolitano Señores Harry Reid, Eric Holder,  Pete Rouse, Rick Scott, John F. Kerry y el Embajador de EEUU en Francia

Se incluye:

Es hora de eliminar los programas que promueven un cambio de régimen en Cuba / Fulton Armstrong

The Miami Herald (25 de diciembre 2011).

Traducción: Cubadebate
(fultona1@yahoo.com)

(TMH)-El subcontratista del USAID, Alan P. Gross, marcó su segundo año en una cárcel cubana por llevar a cabo en Cuba operaciones encubiertas de “promoción de la democracia”.

El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, exigió que Cuba lo libere inmediatamente y alardeó diciendo: “Las autoridades cubanas han fracasado en su esfuerzo de querer utilizarlo como un peón para sus propios fines”.

El mensaje está muy claro: Gross es nuestro peón, no el de los cubanos. Las señales enviadas por el gobierno estadounidense han sido muy evidentes. Para La Habana, el mensaje ha sido: “No negociaremos”. Para Gross, el mensaje es: “Mala suerte”. Y a los estadounidenses que piensan que nuestra política hacia Cuba, que tiene más de 50 años, debe someterse a una revisión, les dicen: “No esperen lo imposible.”

Cuando una operación encubierta de la CIA nos sale mal y cae preso un oficial clandestino, el gobierno de EE.UU. desempeña una estrategia para negociar su liberación. Pero cuando un contratista encubierto de la USAID es detenido, Washington aprieta su retórica política, le tira más dinero al programa comprometido, y se rehúsa a comentar sobre el asunto.

Durante tres años, yo fui el investigador principal de la Comisión de Relaciones Exteriores en relación con las operaciones políticas del Departamento de Estado y de USAID para Cuba y para América Latina.

Los programas de Cuba – diseñados para identificar, organizar, capacitar y movilizar a los cubanos para que exijan cambios políticos en su país – tienen un patrimonio especialmente problemático, incluyendo malversación, mala gestión, y la politización sistémica.

Algunos “exitazos” del programa, que nos costaron millones de dólares, como por ejemplo la creación de una red de “bibliotecas independientes”, fueron exagerados y hasta fabricados.

El mandato de nuestro Comité de Supervisión fue tratar de garantizar que los fondos – unos $ 20 millones al año, pero hasta $ 45 millones en 2009 – sean utilizados eficazmente y de manera consistente con la ley de EE.UU.

El Departamento de Estado y la USAID lucharon contra nosotros en todo momento, incluso negándose a entregarnos información básica sobre los programas, y divulgando solamente un documento que hacía referencia a los vagos “objetivos del programa”.

Estos programas no involucran a nuestra comunidad de inteligencia, pero el secretismo que los ronda, los oficios clandestinos -como el uso de las tecnologías de encriptación– y el ocultamiento deliberado del papel del gobierno de EEUU, sí tienen las señas de una operación encubierta de inteligencia.

Nunca le pedimos los nombres de sus agentes en la isla, pero los directores del programa nos dijeron que había “gente que morirá” si nos enteráramos de los nombres de los grupos asociados a ellos en los Estados Unidos. Los programas no eran un secreto para Cuba. El gobierno cubano los había penetrado profundamente.

No sabíamos quién era Alan P. Gross. De hecho, después de su encarcelamiento, el Departamento de Estado lo negó furiosamente, e incluso algunos de nuestros diplomáticos en La Habana, pensaron que Gross trabajaba para la CIA. Lo que sí era evidente que los cubanos estaban muy al tanto de él. La televisión cubana ha mostrado vídeos de otros contratistas en acción en la isla.

Solamente Gross puede decir lo que sabía acerca de la legislación cubana cuando él estaba cumpliendo con su contrato de $585.000 dólares, y realizando cinco visitas a Cuba. Él ha dicho que lo han “engañado”. Hemos confirmado que el Departamento de Estado y la USAID no tenían política alguna para informarles a estos individuos que esas operaciones clandestinas no son legales en Cuba, y que las leyes de EE.UU. prohíben que los agentes extranjeros que no se han inscrito como tal puedan viajar por el país distribuyendo equipos de satélite, puntos de acceso WiFi, equipos de encriptación y telefonía, además de otras asistencias de valor monetario.

La política del gobierno de Obama es no informarle a los destinatarios en Cuba del origen y del propósito de la ayuda – a menos que éstos pregunten directamente. Algunos cubanos pueden imaginársela, por supuesto, pero las implicaciones de no revelarlas, especialmente mientras los nuevos programas están dirigidos hacia niños tan jóvenes como de 12 de años, son significativas en un país que prohíbe expresamente recibir fondos de EEUU.

La USAID se ha convertido en un guerrero encubierto para socavar a los regímenes anti-estadounidense del mundo – sin la carga de responsabilidad que tiene la Comunidad de Inteligencia.

El objetivo del cambio de régimen de los programas es explícito: en lugar de financiarlos bajo las normativas de las autoridades educativas y culturales, los gobiernos de Bush y de Obama han insistido en simplemente citar a la ley Helms-Burton (”La Ley de la Libertad”) que prescribe un futuro post-Castro para Cuba.

En repetidas ocasiones se han propuesto varios cambios para aumentar la eficiencia y dirigir los fondos de modo que ayuden al pueblo cubano a mejorar sus vidas, como por ejemplo mediante el aprovechamiento de los ajustes económicos incipientes que Raúl Castro ha comenzado – para ayudar a la gente a valerse económicamente por sí mismos, y no sólo organizar y movilizar a la gente para protagonizar protestas .

La firme reacción de USAID ha sido que los programas no son para ayudar a los cubanos a vivir mejor en el presente, sino más bien estimularlos para que exijan un futuro mejor.

Como los otros millones de dólares que hemos gastado para derrocar al gobierno cubano, estos programas han fracasado, salvo para provocar el arresto de Gross e identificar a las personas que han aceptado asistencia de algunos otros funcionarios que envían a otros “operadores” en la isla.

Nuestra política debiese estar basada en lo que es efectivo para promover los intereses nacionales de EEUU -un cambio pacifico, democrático y evolucionario, y no en involucrarse en provocaciones gratuitas.

La retórica y las acciones que prolongan la estancia en prisión de un inocente americano, aparentemente engañado para servir como un peón dentro del contexto de 50 años de esfuerzos del gobierno de EE.UU. para lograr un cambio de régimen en Cuba, son contraproducentes.

Es hora de limpiar los programas para el cambio de régimen y negociar la liberación de Alan P. Gross.

-NOTA de CUBADEBATE: Fulton Armstrong ha trabajado en el tema de Cuba en el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración Clinton y luego como Oficial Nacional de Inteligencia para América Latinaino, y primer consejero del comité de las relaciones extranjeras del senado.

sábado, 2 de abril de 2011

Carta de Abril de Jacqueline ROUSSIE, Sr. Presidente Obama

Señor Presidente Obama: 

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Abril 1ro, 2011.
The White House
1600 Pennsylvania Avenue N.W.
Washington DC 20500



Señor Presidente,


La pequeña ciudad donde vivo con mi familia, en los Pirineos,  se situa en Bearn.
Numerosos Bearneses, como sus vecinos Vascos, emigraron, sobre todo a fines del siglo diez y nueve a Argentina, Uruguay, Cuba y Estados Unidos (en particular a Miami).
Los vínculos, jamás cortados con nuestros “primos de América”,  explican que  tenemos una conciencia aguda de la ingerencia de Estados Unidos en los países Latino Americanos.  
¡La historia de los cinco cubanos Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Fernando González, Ramón Labañino, y René González, presos en Estados Unidos desde hace más de doce años es una ilustración flagrante, un caso de escuela de tal ingerencia!

Durante más de doce años, fundaciones y grupos de presión políticos financiaron, organizaron y manipularon la información relacionada con el asunto de los Cinco en Estados Unidos y en el mundo.

Este asunto tiene que ver con el terrorismo ejercido por Estados Unidos en contra de Cuba, tema tabu, silenciado desde hace más de cincuenta años. Este terrorismo fué arreglado al nivel más alto, desde la creación, en enero de 1960 por Allen Dulles, director de la CIA, de « la fuerza especial » encargada de acciones de subversion contra Cuba.

Quince días después de la muerte del joven turista italiano Fabio Di Celmo en el año 1997, en un atentado a la bomba en La Habana, su hermano  Livio Di Celmo recibió llamadas de los medios del mundo entero. Sin embargo, ni CNN, ni ABC, ni  The Herald, ni The London Telegraph tampoco tantos otros, publicaron artículo alguno, explicando la conexion entre la administración norte americana y los terroristas de Miami. Los periodistas italianos del  Corriere o de La Repubblica no informaron a sus lectores sobre la muerte de uno de sus conciudadanos, víctima del terrorismo « made in USA », como no lo hacen tampoco ahora en las  informaciones sobre los Cinco. Las grandes agencias de prensa (AP, UPI, Reuters, AFP) representan bién su papel en el dominio de la desinformación.

Que periodistas de Florida fueron pagados para escribir artículos odiosos a fin de crear un ambiante deletéreo durante el proceso de los Cinco, ciertamente nos choca, pero no nos sorprende. Era la lógica del gobierno de Estados Unidos en aquel entonces. Pero estamos muy decepcionados, señor Presidente, al ver que usted aplica la misma política que la de sus predecesores hacia Cuba. En el momento de su elección, confiábamos realmente en nuevas relaciones entre los dos países.

Hace apenas tres semanas, supimos de un nuevo acto de bloqueo hacia Cuba al incautar
4 207000 dólares que el Fondo Mundial había destinado para la lucha contra el sida y la tuberculosis. Sin embargo, un bloqueo no debería afectar la rama de la salud, según las convenciones internacionales.

Pero por el contrario, su administración propuso conceder 20 milliónes de dollares en su presupuesto del 2012, a los programas dedicados a lo que usted llama « la democracia » en Cuba. Es un verdadero acto de guerra. La obsesión de los gobiernos sucesivos de EEUU es de hecho la muerte de la revolución cubana. Cuba es un país soberano, la elección del gobierno de Cuba, Señor Presidente, concierne solo los Cubanos.

Con su ascensión a la presidencia de Estados Unidos, entonces, ¿nada va a cambiar ?¿Es posible que el  informe escrito por el subsecretario por los asuntos interamericanos Lester D.Mallory a su secretario de Estado Roy R. Rubottom, el 6 de abríl de 1960, en un memorandum siga aún de actualidad ? Este informe preconisaba:

“La mayoría de los cubanos apoya a Castro. No hay oposición política eficaz [...]. El único medio posible para aniquilar el apoyo interno [al régimen] es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria [...]. Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica [...]. Una medida que podría tener un impacto muy fuerte sería negar toda financiación y entrega a Cuba, lo que reduciría los ingresos monetarios y los salarios reales y provocaría el hambre, la desesperanza y el derrocamiento del gobierno”.

En tal contexto, ¿hasta donde irá el encarnizamiento de su país hacia los Cinco Cubanos?
¿Qué justicia pueden esperar esos cinco patriotas presos por haber defendido su país, aun cuando quien les hizo arrestar es el protector de los peores terroristas de Florida? Este hombre, Hector Pesquera, es el instigador de la destrucción del expediente de Posada Carriles cuyo proceso está en curso en El Paso. ¿Saldrá este criminal del proceso como un héroe, blanco como la nieve?

En nombre de los numerosos amigos de los Cinco en el mundo, le pido una vez más, Señor Presidente, que sea digno de su premio Nobel para firmar la clemencia ejecutiva que les devolverá por fin la libertad a la que se ven privados desde hace más de doce años.

Reciba, Señor Presidente, la expresión de mis sentimientos humanistas más sinceros.

PS : Acabamos de conocer con mucha tristeza el fallecimiento del abogado Leonard Weinglass, incansable defensor de la causa de los Cinco.
Seguiremos, Señor Presidente, su combate por la Justicia.                                                                                                                        
Jacqueline Roussie   
64360 Monein   (France)



Copias a: Señoras Michelle Obama, Nancy Pelosi, Hillary Clinton, Janet Napolitano. Señores Harry Reid, Eric Holder, Pete Rouse, Donald Werrilli, John F. Kerry y al Embajador de EEUU en Francia