jueves, 20 de noviembre de 2014

Próximos 18 meses decisivos en lucha por la libertad de los tres cubanos aun presos en EE.UU.

Por Volker Hermsdorf, desde La Habana

Entrevista con Fernando González, uno de Los Cinco, en La Habana

Fernando González, miembro de los "Cinco Cubanos" detenidos y encarcelados en EEUU en 1998, fue el segundo de ellos en ser liberado, en febrero de 2014.  Regresó el 28 de febrero a Cuba y actualmente es VicePresidente del Instituto de Amistad con los Pueblos (ICAP). Hablamos con él en la sede de esta institución en La Habana.
Usted estuvo encerrado 15 años, 5 meses y 15 días porque quería proteger a sus compatriotas de los ataques terroristas. Usted regresó a Cuba a finales de febrero, y, desde entonces, lucha por la libertad de sus tres compañeros aún encarcelados en los EUA.  ¿De dónde saca la fuerza para ello luego de tanto tiempo en prisión?
Sobre todo a partir del deber por nuestra causa. El tiempo de la cárcel lo comprendí también como una preparación para el tiempo después de la salida de la misma. Al ser liberado tuve el deseo de seguir siendo útil a mi país y a nuestra sociedad y la sensación de haberme preparado bien para ello. Si bien es cierto que René y yo fuimos liberados de la prisión, también lo es que nuestro objetivo era y sigue siendo la libertad y el regreso de los cinco en su conjunto. Veo como mi tarea más importante luchar por eso con toda mi energía. Ahí está todo el secreto de la fuerza.
No obstante, casi 16 años en aislamiento constituyen una carga que no se puede imaginar alguien que no lo haya vivido personalmente. ¿La cárcel no lo ha cambiado a usted?
Yo era alguien que estaba encerrado físicamente en la cárcel y que tenía que estar allí, pero mi mundo real era siempre el mundo fuera de la prisión. Mi vida no era la de un prisionero inactivo que estaba vegetando, sino la de un activista limitado temporalmente  en su libertad de movimiento. Por supuesto, también hay que dedicar su atención a lo que le rodea a uno a diario en la cárcel. Pero mi manera de hacer frente a la cárcel era dedicándole la mayor parte de mi atención y de mis energías a las cosas fuera de la prisión, como los cambios actuales en nuestro país, la lucha por un mundo diferente, el compromiso con la liberación de los Cinco y el trabajo de los grupos de solidaridad en todo el mundo. Además, he leído, he estudiado mucho, me he ocupado de las cosas que me han interesado y que me parecían útiles para el tiempo después de mi liberación.  Los muchos amigos de Cuba y el movimiento de solidaridad en todo el mundo me han ayudado mucho para estar siempre al día. En todos esos años esto me ha dado la fuerza y la energía que ahora pongo en la lucha por la libertad de los Cinco.
¿Durante todo ese tiempo no era importante para usted su destino individual?
Desde nuestro arresto siempre hemos luchado por el regreso de los "Cinco Cubanos". No se trataba, ni se trata de la libertad de los individuos, sino de los Cinco. Somos una unidad. El sentido de mi vida no lo veo -como la mayoría de los cubanos- en mi propia individualidad. Por supuesto que todos somos individuos. Naturalmente, cada uno de nosotros tiene un desarrollo individual que cada cual tiene que conformar y mantener y, por supuesto, todos nosotros somos diferentes los unos de los otros, tenemos diferentes conocimientos, habilidades y sentimientos.
Pero todo esto puede, en mi opinión, desarrollarse sólo en un contexto social. Nosotros, los Cinco, no fuimos encarcelados por haber cometido un error, sino por nuestro compromiso social. Esto también responde a la pregunta frecuente sobre de dónde sacamos la energía para resistir durante tanto tiempo. Creo que una de las razones es que no vemos nuestra situación como un destino individual.  Estamos conscientes de que somos parte de un proceso histórico. Somos parte de una sociedad que está tratando de construir un proyecto, una alternativa a lo que existe en nuestro continente desde hace 500 años y que ha provocado pobreza, desigualdad, injusticia y política criminal. Porque son crímenes el terror contra nuestro país y las guerras que trae este orden social.  Nosotros enfrentamos esto con el Socialismo en Cuba como alternativa. Nuestro adversario político, los Estados Unidos, es el país más poderoso del mundo. Ellos luchan en contra de la pequeña Cuba debido a su decisión de ser un país independiente.
¿Qué papel juega para usted el concepto de “dignidad”?
Uno muy decisivo. Nuestro país ha estado dominado durante siglos por conquistadores, potencias coloniales y por imperialistas. Con el Triunfo de la Revolución, el pueblo cubano también ha defendido su dignidad. Este se convirtió en un faro para todo el continente.  No nos dejaremos quitar de nuevo nuestra dignidad. Esta actitud también fue importante en la prisión.
Aparte de nuestras convicciones políticas y nuestra conexión con el proyecto social por el cual apuesta Cuba, para nosotros siempre fue importante nuestra dignidad. Para cada uno de nosotros hubiera sido peor que la cárcel si nos hubiéramos doblegado ante los gobernantes de un país que se destaca por una causa injusta, tal como el terrorismo contra Cuba. Nuestra actitud ante el tribunal, nuestra actitud en la cárcel estuvo en todo momento marcada por la conciencia de que hay que defender la dignidad de nuestro pueblo y la nuestra propia. Abogar por esto confiere una gran fuerza, porque un hombre puede perder su dignidad sólo una vez, y si él la defiende es más fuerte que el adversario.
¿Cómo evalúa usted la oportunidad –que algunos apuntan- de que antes del fin del mandato del Presidente Obama se pueda llegar a una solución en el caso de los Cinco?
Esto es difícil de evaluar en vistas de los resultados de las recientes elecciones de medio término. Sin embargo, hay cosas que indican que al menos se debe intentar. El Presidente Obama, sus asesores y los empleados son conscientes del caso de los Cinco Cubanos. Nadie sabe quién se acercará a Obama, pero en cualquier caso vamos a tener que empezar con un montón de actividades desde el principio. Por lo tanto, en los próximos meses debemos centrar todos los esfuerzos en acercarnos a una solución.  Las posibilidades hoy son mejores que hace uno o dos años.
Por ejemplo, yo tengo la impresión de que el bloqueo total de los medios de comunicación sobre el caso de los Cinco se está desmoronando en los Estados Unidos. The New York Times, uno de los diarios más grandes e influyentes en los EE.UU., ha informado ampliamente sobre el caso y sugirió un intercambio con el agente estadounidense Alan Gross, que se encuentra preso en Cuba. En las últimas semanas, los editores de este importante periódico, creador de opinión, han pedido un cambio en la política de Washington hacia Cuba en seis editoriales. Muchos periódicos regionales, emisoras de radio y de televisión se basan en sus argumentos. En los Estados Unidos -de acuerdo con las encuestas de opinión- la mayoría de la población está ahora a favor de un cambio de política hacia Cuba. Numerosas personalidades, artistas, líderes religiosos y políticos, entre ellos algunos conservadores, piden la normalización de las relaciones. Hillary Clinton -al parecer intencionalmente, antes de su presentación como una candidata a la presidencia– aboga de repente por el levantamiento del bloqueo. Esto significa que ella espera más provechos que daños de un rumbo en dirección a la normalización para su objetivo electoral y que los grupos de interés poderosos que financian las campañas electorales de los políticos en los Estados Unidos parecen apoyar este rumbo. También son notables las observaciones positivas del Secretario de Estado John Kerry sobre la misión de los médicos cubanos en las regiones de África afectadas por el Ébola. Todo esto son gestos políticos.
Pero a los gestos no les ha seguido un cambio de la política. ¿Ve usted oportunidades para ello?
En abril de 2015 se llevará a cabo en Panamá la Cumbre de las Américas en la que Cuba participará por primera vez. Los EE.UU. se ven obligados a aceptar eso, ya que los países de América Latina, incluidos los aliados más cercanos de los Estados Unidos, insisten en ello. Muchos están atentos a lo que pasará allí. Está claro que ninguna decisión de los políticos estadounidenses será tomada a partir de razones sociales o humanitarias o por su sentido de la justicia, sino siempre a partir del helado cálculo político y para su propio beneficio. Los EE.UU. sólo se moverán en el caso de los Cinco, si el precio para ello de mantenerlos detenidos en la cárcel es más alto que el de dejarlos en libertad. Yo valoro la situación de la siguiente manera: en los próximos 18 meses tendremos oportunidades de éxito en la lucha por la libertad de los Cinco como nunca antes.  Debemos aprovecharlos y aunar los esfuerzos para conseguir que nuestros compañeros de lucha sean liberados.


Versión en español para Cubainformación – Traducción: Yenki Bravo Colina - Original en alemán para Junge Welt

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