miércoles, 20 de febrero de 2013

Denuncian irregularidades a que es sometido Ramón Labañino

Con Los Cinco han ocurrido muchas violaciones de sus derechos, incluso como presos, pero en este momento transitamos por uno de los actos de crueldad más grandes, denunció Elizabeth Palmeiro, esposa de uno de esos luchadores antiterroristas cubanos, reportó la AIN.

Palmeiro describió la dura realidad que enfrenta su esposo Ramón Labañino con los traslados de prisión, en declaraciones hechas durante una reunión, en esta capital, con una delegación de la República Oriental del Uruguay, encabezada por el canciller Luis Almagro.

Sin embargo, antes de narrar el entorno de Ramón, insistió en la triste situación de Gerardo Hernández, otro de los Héroes cubanos condenados, quien enfrenta dos cadenas perpetuas.

"No saldría nunca con vida de la prisión, y sufre el castigo adicional de no poder recibir visitas de su esposa Adriana Pérez", manifestó.

Del caso de Ramón comentó los reiterados agravios de que ha sido objeto desde el pasado diciembre, cuando sin previo aviso le ordenaron empacar para trasladarlo a otra prisión y estuvo así todo un mes, sin acceso alguno a sus bienes.

En enero fue reubicado, por un supuesto error, a una cárcel de mínima seguridad en Miami, lo cual resultó un peligro, reconocido hasta por las propias autoridades de la prisión, quienes lo pusieron en el hueco para evitar riesgos.

De vuelta a Georgia, donde se encontraba, gracias a gestiones del Gobierno cubano y a que se rectificó la falla, luego de lograr que su papá, hija mayor y hermano lo visitaran, al llegar había cierre de la prisión por castigo.

Solo pudieron verlo tres veces, de ocho posibles, porque para colmo lo volvieron a mover antes de tiempo e igualmente sin previo aviso.

En estos momentos se encuentra en un centro de transferencia en Atlanta, en el hueco, hace una semana, encerrado durante 22 horas y los fines de semana no le permite salir.

Todavía hoy no sabe cuándo lo volverán a trasladar, dijo su esposa, ni cuál será el destino final, y aunque debe ser a una de mínima seguridad, ello no implica mejores condiciones.

No olvidemos –recordó Palmeiro– que ellos son presos políticos retenidos en prisiones con reclusos comunes, entre ellos criminales.

Fernando, por ejemplo, está en una de ellas y comparte la celda con otros nueve presos, sin privacidad ni tranquilidad alguna.

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